Una considerable cantidad de investigaciones han evaluado
las necesidades proteicas en las dietas de los atletas. Aunque existe cierto
debate, la mayoría de los estudios indican que con el propósito de mantener el
balance proteico durante el ejercicio de sobrecarga y/o ejercicios de
resistencia, los atletas deberían ingerir aproximadamente 1.3 a 1.8 gramos de
proteínas por kg de masa corporal por día (Butterfield, 1991; Lemon, 1998;
Kreider et al., 1993; Kreider, 1999). Los atletas que entrenan en la altura
podrían necesitar tanto como 2.2 gramos de proteínas por día con el propósito
de mantener el equilibrio proteico (Butterfield, 1991). Esta ingesta proteica
es casi 1.5 a 2 veces la recomendación dietética diaria (RDA) para los adultos
normales. La mayoría de las veces una dieta iso - calórica puede proporcionar
la cantidad requerida de proteínas, pero los atletas que mantengan dietas hipo
– calóricas, no ingieren suficientes proteínas de calidad en su dieta, y/o
entrenan en la altura, pueden ser susceptibles de malnutrición proteica
(Kreider, 1999). En teoría, este estado puede enlentecer el crecimiento de los
tejidos y/o la recuperación del entrenamiento. Por otro lado, ingerir mas
proteínas de las necesarias para mantener el equilibrio proteico durante el
entrenamiento (e.g., > 1.8 g/kg/día) no promoverá mayores ganancias en la
fuerza o en la masa libre de grasa (Lemon et al., 1992; Tarnopolsky et al.,
1992). Estos hallazgos indican que los atletas no necesitan suplementar sus dietas
normales con proteínas, los atletas deberían ingerir proteínas de calidad
suficiente para mantener el equilibrio proteico.187.134.90.252
Más recientemente, ha habido un interés en determinar los
efectos las respuestas hormonales al ejercicio de las ingesta pre y post
ejercicio con carbohidratos y proteínas (Cade et al., 1992; Chandler et al.,
1994; Roy and Tarnopolsky, 1998; Tarnopolsky et al., 1997; Zawadzki et al.,
1992). Se ha reportado que la ingesta de carbohidratos y proteínas incrementa
los niveles de insulina y/o de la hormona de crecimiento a un mayor grado que
la ingestión de carbohidratos por si sola (Chandler et al, 1994, Zawadzki et
al, 1992). Consecuentemente, la ingesta de proteínas y carbohidratos previo al
ejercicio puede servir como una estrategia nutricional anti catabólica (Carli
et al, 1992). Además, la ingesta de carbohidratos y proteínas luego del
ejercicio puede promover un perfil hormonal mas anabólico, la síntesis de
glucógeno, y/o acelerar la recuperación luego del ejercicio intenso (Roy y
Tarnopolsky, 1998, Roy et al, 1997). Con el tiempo estas alteraciones le darán
al atleta una mayor tolerancia al entrenamiento y/o promoverá mayores
adaptaciones al mismo, sin embargo la evidencia aun no es clara. 187.1
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